30 julio 2007

Pinar del Río y María La Gorda

A Pinar del Río, capital de la provincia más occidental de Cuba, llegué en la tarde del viernes tras un vuelo sin incidencias desde Nueva Gerona hasta La Habana, un divertido trayecto en un autobús urbano hasta la central de ómnibus en La Habana y un viaje de poco más de dos horas en un carro particular que conseguí alquilar por el abusivo precio de 30 CUC tras bregar con los jineteros de La Habana, una auténtica plaga.

Pinar del Río no decepciona. De esta tranquila ciudad, que es a Cuba lo que Lepe a España, se espera más bien poco y más bien poco es lo que ofrece. Calles tranquilas, con poco tránsito rodado y muchas bicicletas y bicitaxis. La arquitectura sencilla, con casas bajas de estilo colonial con sus características columnas, tiene su interés. Destaca en la ciudad la espectacular fachada neo gótica del actual Museo de Ciencias Naturales, en la calle Martí, que fuera construido en su día como residencia de un ostentoso y acaudalado español.

Gracias a la recomendación de mi buen amigo Patrick Rohner, webmaster de http://www.cuba-individual.com/ , me alojé en la casa de la encantadora Eloina Arteaga, en la céntrica calle Isabel Rubio 14, (Tel 048 75 34 96) en pleno centro estratégico de la ciudad. Eloina y su hija Lili son gente amable y atenta que por 15/20 CUC alquila un acogedor cuarto con aire acondicionado, dos amplias camas y frigorífico. El cuarto se encuentra en la segunda planta de un apartamento, pero goza de una amplia y espectacular terraza con vistas a la ciudad. Ideal para tomar una cerveza al atardecer.

Mi visita a Pinar del Río estaba programada como una escala antes de llegar a mi destino final en esta provincia cubana: la playa de María la Gorda.


PLAYA MARÍA LA GORDA. PARAÍSO DE BUCEADORES.

En algunos hoteles de Pinar como el Hotel Vueltabajo -calle Martí-, y en agencias de turismo estatales como Cubatur, se venden transfers en autobús para llegar a María la Gorda, a unos 150 kilómetros al oeste de la ciudad. El transfer cuesta entre 20 y 25 CUC dependiendo si se regresa en el día o algún día después. En estos hoteles y agencias es posible también contratar habitaciones de hotel -a partir de 44 CUC/noche- e inmersiones de buceo -desde 35 CUC + 7 CUC por el equipo-.

Tras el aburrido trayecto de algo más de dos horas en un autobús de turismo ocupado por británicos, belgas, alemanes y algún español, durante el cual el principal atractivo es deleitarse con el paisaje rural de Pinar primero y salvaje de Guanahacabiches después, se llega a María la Gorda.

El lugar es espectacular, un sueño para los buceadores: las tranquilas aguas azul turquesa transparentes lamen con suavidad la costa que alterna tramos rocosos y tramos arenosos. En el azul del mar aparecen aquí y allá manchas oscuras bajo las cuales intuyo el arrecife coralino.

Tras recorrer unos 12 kilómetros junto a la carretera absolutamente salvaje que bordea la playa, se llega al punto de control y tras él, totalmente aisladas de cualquier núcleo urbano, el Centro Internacional de Buceo María La Gorda.

Las instalaciones, recientemente mejoradas y gestionadas por la empresa turística cubana Gaviota, están en impecable estado. Sin grandes lujos, el complejo ofrece cabañas de manera, apartamentos de dos plantas y casitas individuales. Junto a ellas un bar, un restaurante y algunos servicios complementarios más. Y por supuesto, el centro de buceo. Instalado frente al mar, junto a los últimos apartamentos, un sencillo pero bien equipado centro de buceo. En el momento de mi llegada, el centro disponía de dos barcos en correcto estado de funcionamiento. Esto, unido a la cercanía de los puntos de buceo, garantiza travesías cortas para cada salida, lo cual, se agradece. Los equipos de buceo, con tanques de acero -mis preferidos!-, están en un estado de conservación aceptable. A mi llegada los reguladores eran totalmente nuevos y sólo se andaba escaso de aletas y de jackets, que andaban en un estado de conservación regular. Los buzos son gente muy profesional, preparada y prudente, lo cual no siempre es habitual en los centros de buceo de Cuba. Y sobre todo, son gente amable y divertida, con los que da gusto bucear.

Sobre el buceo, sólo puede definirse de una forma: ESPECTACULAR. La claridad de las aguas y su tranquilidad permanente garantizan siempre, un buceo cómodo. Los fondos son absolutamente espectaculares con veriles, grandes paredes, sinuosas cuevas y fondos coralinos rebosantes de vida. La protección especial de que goza este paraje hace que el buzo pueda encontrarse con facilidad con grandes pargos, cuberas, meros, chernas, barracudas e incluso ¡tiburones! El encuentro con tortugas también es muy habitual, dado que estas vienen a desovar en las playas situadas más allá de las instalaciones de María la Gorda, donde el proceso es vigilado por estudiantes de biología cubanos que pasan noches enteras observando a estas tortugas sin más comodidades que una tienda de campaña, agua y galletas.

En resumen: María La Gorda ofrece una calidad de buceo sólo comparable en Cuba a Punta Francés en Isla Juventud. Sin embargo, la facilidad del transporte y la calidad de su hotel, lo hace mucho más adecuado que Isla Juventud-Hotel Colony para la práctica del buceo durante varios días. Ah... y en María La Gorda, ¡apenas hay mosquitos!



Playa de María la Gorda. (foto: Juan Carlos Enrique)



DE PINAR DEL RÍO A VIÑALES

Mi nuevo amigo Jorgito, me espera en la casa dentro de un ratito. Cuadré con él que me llevara a visitar durante unas horas el turístico municipio de Viñales, a apenas 30 kilómetros de Pinar. Desde ahí, Jorgito, con su Fiat particular me llevará hasta La Habana y después hasta Guanabo, Playas del Este, el que probablemente será mi último destino en Cuba antes de volar de nuevo hacia Madrid. ¿O no lo será? Quizás el viaje continúe por unos días más.... el destino dirá.

Etiquetas: