01 junio 2008

Amanece en Dubai (Emiratos Árabes Unidos)

Llegamos a Dubai pasadas las cinco de la madrugada. Nuestro avión partió con retraso de Sofia por problemas burocráticos.
La llegada a Dubai no decepciona. En el trayecto nocturno entre el aeropuerto y mi hotel, el fantástico Jumerirah Beach Hotel, frente al imponente Burj Al Arab, supone una inmersión en una megalópoli donde los petrodólares y la creatividad de los ingenieros han creado un paisaje futurista donde el lujo y el exceso en la arquitectura, son la norma.
Durante el trayecto en autobús, de poco más de media hora, tuve la extraña sensación de haber realizado un viaje en el tiempo. Desde la década de los cincuenta, hasta el año 2030. De Bulgaria... a Dubai.
Tras el check in en el Jumeirha y visitar mi lujosa y carísima habitación, que afortunadamente pagarán mis amigos de Marina d'Or, me dirijo, con las primeras luces, a la playa, todavía desierta a estas horas. El día comienza para mí bañándome en las cálidas aguas del Golfo Pérsico, frente al lujoso Burj Al Arab, todo un símbolo de lo que es Dubai: un paraíso exótico para gente adinerada. Un instante mágico para reflexionar sobre la capacidad creadora del ser humano... y de los petrodólares.
Me permito reproducir una cita de Mohammed bin Roshid al Maktoum- Sheik de Dubai-: "El dinero es como el agua, si se mantiene estanco toma mal olor, pero si se lo deja fluir se mantiene fresco".

Imagen del hotel Burj Al Arab al amanecer (foto: Juan Carlos Enrique)

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24 horas intensas en Sofia (Bulgaria)

Llegamos en vuelo privado a Sofia en la tarde del viernes. Tuve tiempo apenas para dar largo paseo por el centro y principales monumentos de la capital Búlgara, antes de regresar al Sheraton Sofia Hotel Balkan, escenario elegido por Grupo Marina d'Or, mis anfitriones, para presentar en sociedad sus nuevos proyectos urbanísticos en este país.

Tras la rueda de prensa, coctel y cena en el hotel, una incursión nocturna en la noche de la ciudad, que me llevó, gracias a mis nuevas amigas Yovka y Cristina, al Nai Club, uno de los mejores clubs de Sofia. Allí me pilló la madrugada entre ríos de whiskey, frenéticos ritmos balcánicos y baile. Una noche mágica, sin duda.

Ayer, tras la heroicidad de levantarme de la cama, después de los excesos alcohólicos de la noche del viernes, de nuevo un largo paseo sin rumbo por las calles de la ciudad, bajo un sol de justicia. Mi inagotable suerte me llevara a encontrarme con un animado mercado callejero, en el que pasé la mañana. Después, de nuevo comida en el hotel y salida hacia Dubai, Emiratos Árabes.


Catedral Alexander Nevski

Escena cotidiana en un mercado de Sofía

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