12 enero 2006

Contrastes

Colombia es un país de contrastes. Tras convivir algunos días con las gentes de Cartago, la llegada a Cali es cuanto menos, sorprendente. Mientras que Cartago es fundamentalmente un asentamiento formado por casas sencillas, normalmente de una sola planta y con patios interiores en muchos casos, donde la vida -con el permiso de los narcos-, transcurre tranquila, Cali es ya una gran ciudad. Con sus dos millones de habitantes, buena parte de Cali presenta un aspecto de ciudad moderna y de vibrante ritmo. Grandes avenidas, algunos rascacielos, una actividad comercial impresionante y barrios residenciales, sustituyen a los barrios populares que dominaban el paisaje urbano de Cartago. En aquella ciudad, en cualquier calle, cualquier noche, la gente se sienta a la entrada de sus casas, escucha salsa y rancheras a todo volumen y bebe aguardiente antioqueño hasta bien entrada la noche. En Cali, según me cuentan, existen barrios populares -y peligrosos- donde se sigue esta pauta de vida. Pero en otros muchos barrios, la gente duerme y descansa, ya que madruga para atender sus negocios y trabajos. No hay que olvidar que si bien Cali es una ciudad con gran actividad comercial, en realidad la primera actividad económica del país es el sector servicios. Y esta actividad requiere trabajadores eficientes y sobre todo, sereno de buena mañana.

Mis nuevos amigos Milena y Alex, gente realmente excepcional y enormemente hospitalaria, han tenido la amabilidad de cederme una habitación en el apartamento que ella tiene alquilado en un barrio residencial conocido como El Refugio. Es sin duda una de las mejores y más tranquilas zonas de Cali, una ciudad que sin duda es mucho más tranquila y segura que Cartago y la zona del norte del Valle. Aun así, hay que andarse con cuidado. También hay robos y asesinatos por ajuste de cuentas aquí. Y es por ello que en esta zona residencial, los bloques de apartamentos de tres a cinco alturas, se unen en los llamados condominios, que son el equivalente a lo que llamaríamos en España urbanizaciones. Eso sí, aquí todos estos bloques cuentan con una valla de dos metros o más con alambre de espino en sus extremos y vigilante, muchas veces armado, las 24 horas del día.

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