14 enero 2006

Sobre seguridad ciudadana.

(Espacio de opinión emitido hoy 13/1 en el programa “Castellón en la Onda” de Onda Cero Castellón. Crónica realizada desde Cali, Colombia)

Sorprende, mi querida Loles, al repasar vía internet la prensa de Castellón, desde la lejana Colombia donde me encuentro, y encontrar una vez más en primeras páginas, la noticia de un nuevo asesinato violento.

No puedo evitar establecer ciertos paralelismos con la terrible realidad que se vive en este rincón del mundo. Una realidad que poco a poco va convirtiéndose en cotidiana también en nuestro Castellón. Aquí, en Colombia, los asesinatos ya sean debidos a robos o a ajustes de cuentas ejecutados por los temidos sicarios, son tan cotidianos que prácticamente no tienen ninguna repercusión en la prensa y televisión locales, salvo en algún tabloide sensacionalista al estilo del desaparecido periódico español “El Caso”.

Tan sólo aparecen en los medios cuando se trata de grandes masacres. Ayer, sin ir más lejos, asesinaron aquí en la ciudad de Santiago de Cali a dos personas a punta de pistola en un semáforo de este tranquilo barrio residencial desde donde le hablo. Un ajuste de cuentas. Y la noticia se limita al barrio, donde es un tema comentado por los vecinos sin demasiado apasionamiento. Están demasiado acostumbrados.

En nuestra tierra, y pese a que parece innegable que el aumento demográfico y la llegada de delincuentes y mafias extranjeras que llegan de este lado del Atlántico y también de Europa del Este, infiltradas en el colectivo de inmigrantes, están provocando un aumento de los delitos violentos en Castellón, todavía estamos, afortunadamente, a años luz de tener una situación de inseguridad tan grave como en la mayor parte del centro o sur del continente americano.
Aquí, en Colombia, la situación no tiene remedio. Muchos barrios de las ciudades y pueblos están literalmente controlados por las mafias y sus sicarios, y buena parte de las montañas y el campo, por las temidas guerrillas con las FARC al frente. Y ni siquiera la mano dura del presidente Pastrana, quien se enfrenta a unas elecciones en marzo, y que ha apostado por acabar con la violencia de todo tipo, a base de intensificar las acciones del ejército y la policía, parece que pueda reducir los crímenes a límites razonables.

No estaría de más que nuestros gobernantes miraran hacia estos territorios donde se ha fracasado en políticas de seguridad ciudadana, para tratar precisamente, de no caer en sus mismos errores.

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