31 julio 2006

Isla de la Juventud. Antaño refugio de piratas. Hoy refugio de turistas intrépidos.

La Isla de la Juventud es para mí, el más fascinante rincón de Cuba. Esta isla de poco más de dos mil kilómetros cuadrados, se encuentra a unas 60 millas náuticas de la isla principal, en pleno mar Caribe. Antiguo refugio de piratas, corsarios y bucaneros, y lugar donde en los años de la dictadura de Batista fue encarcelado Fidel Castro tras su fallido asalto al cuartel de Moncada de Santaigo de Cuba, la isla es el lugar menos poblado de todo el país. Apenas ochenta mil habitantes viven aquí, más de la mitad de los cuales se concentran en Nueva Gerona, la capital administrativa de este municipio especial.

Este lugar fascinante, se encuentra fuera de todo circuito turístico. Con la excepción de los turistas que vienen a Cuba buscando sus fondos marinos para la práctica del buceo, y que se hospedan en el aislado Hotel Colony, al sur de la isla, el resto de turistas no visitan este lugar y ni siquiera tienen noticias de su existencia. Precisamente esa falta de turistas, es uno de los encantos de este lugar. Aquí el turista se integra sin dificultad en el paisaje, y los jineteros y buscavidas, brillan por su ausencia. Además, los pineros son gente de una hospitalidad que al viajero le resultará apasionante. El encanto pues de Isla Juventud, no está en sus ciudades, ni en sus monumentos, ni siquiera en su historia repleta de misterio y aventuras, sino en la posibilidad única que aquí se tiene de conocer la verdadera Cuba. Aquí la gente es como es y vive como vive, y no ha cambiado su life style para conseguir divisas de los turistas. Nada que ver con la agobiante Habana.

El otro gran atractivo de la isla, es su belleza natural, mi querido lector. Si se es amante del buceo o el snorkel, la costa sur de Isla Juventud y especialmente la Punta del Francés, ofrecen inmersiones memorables. Esta zona, totalmente protegida y aislada geográficamente del resto de la isla, es sin duda uno de los pocos rincones totalmente vírgenes del Caribe. Los amantes de la historia cubana, deberían visitar las ruinas del Presidio Modelo y el jergón donde un joven Fidel Castro cumplió condena al levatarse contra el dictador Batista. Para aventureros incansables, la isla ofrece más posibilidades, como explorar el casi inaccesible pueblo perdido de Cocodrilo -antiguo Jacksonville-, fundado por inmigrantes de Cayman Islands en el siglo XIX. Sutil y más accesible para el viajero es la belleza de sus playas de la costa norte, que sin ser tan espectaculares y paradisíacas como las playas de Varadero o Playas del este, sí ofrecen sin embargo un sabor cubano y una autentícidad incomparables. Ayer mismo, mi querido lector, tras una noche en que corrieron rios de ron en compañía de mi buen amigo Enrique, el esposo de Odalis Peña -me alojo, como siempre en su casa de la calle 10- y del suizo Patrick, responsable de la web Cuba Individual, nos dirigimos a la Playa Paraiso para difrutar hasta la caida del sol de sus cálidas aguas. Nada como la playa para recuperar el equilibrio tras una noche de tomadera.

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