08 enero 2006

Al fin, Colombia. El aeropuerto de Bogotá.

Colombia es verde. La llegada a Bogotá, la capital del país, en medio de la lluvia es toda una experiencia. Primero sólo nubes. Después el avión comienza a descender y la bruma se disipa en un flash y aparece el omnipresente verde de los alrededores de la capital. Colombia es verde. Y no solo en el Amazonas, como cabría esperar, sino tambien en Bogotá a más de 3000 metros de altitud.

Las medidas de seguridad son fuertes y se dejan notar el aeropuerto internacional El Dorado de la capital colombiana, puerta de acceso al país. Impresiona cruzarse contínuamente con efectivos de la Policía Nacional y el ejercito patrullando las instalaciones aeroportuarias armados con chalecos antibalas y fusiles de asalto. Se respira en el ambiente la conflictividad del pais.

Sin embargo en el aeropuerto uno se siente realmente seguro y el único problema que parece que existe, es el de robo de efectos personales, por otra parte, común a todos los aeropuertos del mundo. Bueno, eso y como me cuenta el colombiano Carlos Alberto, este aeropuerto tiene fama por la cantidadn de hijoeputas que se dedican a abrir maletas buscando objetos de valor.

Tengo una espera de tres largas horas en el aeropuerto de Bogotá, antes de embarcar en la ultima etapa del viaje- Un vuelo vuelo de apenas 200 km me llevará a través de las montañas hasta Cartago Valle, a las puertas de la región de Antioquia, sede durante años del narcotraficante colombiano Pablo Escobar.

Tengo la tentación de coger un taxi y salir del aeropuerto para dar una vuelta rapida por el centro histórico de Bogotá, que se encuentra a apenas 5 kilómetros. Sin embargo mi amigo colombiano me disuade. Según él, me enfrento a dos peligros. Bogota por la noche es una ciudad muy peligrosa y por otra parte puedo tener problemas con los taxistas que perfectamente pueden ser un gancho de un secuestrador de turistas. Joder. Esta ultima parte me sorprende. Decido actuar con prudencia y quedarme en El Dorado.

Si tengo que ser sincero, pensaba que muchos de los miedos que mis conocidos me han transmitido ante mi viaje, eran infundados y que en ningún caso los colombianos tendrian esa percepción de inseguridad que los europeos y norteamericanos tenemos. Pues la tienen. Y vaya si la tienen.

Amenizo la espera en el aeropuerto actualizando este blog y para tomar un par de cervezas "Aguila" colombianas. Bueno... para ser sinceros voy a por la tercera...

Cruzando el charco con Iberia. Una aerolinea que necesita urgentemente despedir a su responsable de marketing.

A poco que uno conozca la realidad del negocio aeronáutico, sabrá que la reciente aparición de las compañías de bajo coste o low cost, han revolucionado el sector. Las hasta ahora todopoderosas compañías tradicionales, entre las que se encuentra la española Iberia, han visto tambalearse los cimientos de su negocio. Las nuevas aerolíneas compiten con las clásicas donde más daño pueden hacer: en el precio. Las tarifas de las low cost son mucho mas reducidas que las de las compañías tradicionales, y por tanto accesibles a un mayor número de usuarios. Estos nuevos usuarios, a cambio de conseguir un precio lo mas reducido posible, estan dispuestos a sacrificar comodidades. Las low cost operan en pequeños aeropuertos, reducen al minimo el espacio entre asientos, no ofrecen catering ni servicios gratuitos durante el viaje...

No hay que ser un genio del marketing para entender que a las areolíneas tradicionales, sobre todo en el momento en que algunas low cost empiezan a operar en vuelos intercontinentales, les quedan tan solo dos caminos 1. reducir costes al máximo y convertirse también en low cost o 2.ofrecer al usuario mucha más calidad y servicio para poder mantener precios altos, dirigiéndose así a un público medio o medio alto.

En Iberia no se han enterado de esto, por lo que les recomiendo encarecidamente la destitucion inmediata de su responsable de marketing. Cuando alguien -un servidor, por ejemplo- paga mas de 1000 euros por un billete Madrid - Bogotá con Iberia, en clase turista, espera unos mínimos. No es de recibo que en pantalla aparezca el prestigioso chef Sergi Arola hablando de la excelente cocina mediterránea que ofrece Iberia y luego que sirvan la bazofia de siempre. No es de recibo que en un vuelo de 10 horas no se ofrezca ni un refresco a los viajeros. No es de recibo que durante tres largas horas ni una sola persona de la tripulacion se dignara a visitar la clase turista dejando desasistidos a 200 pasajeros.

Todo esto ocurria en clase turista. Eso sí, en la cercana primera clase -Iberia Plus le llaman-, toda la tripulación se preocupaba por atender hasta límites insultantes a estos privilegiados usuarios, entre los que se encontraba -según me cuentan- el actor que hace de malo en "Pasion de Gavilanes". Sólo la bodega de vinos al alcance de la primera clase era impresionante. Si Iberia está pensando en orientar su negocio sólo a los VIPS, perfecto. Pero deberá convertir las cabinas de sus aviones sólo en primera clase. Porque los cinetos de pasajeros que viajábamos en turista, seguramente no repetiremos con esta aerolínea.

Eso sí, en la zona donde me encotraba y ante la falta de asistencia del personal de a bordo, mi compañero de viaje, un colombiano nacionalizado venezolano que trabaja de camarero en Benidorm y yo, acabamos robando cervezas venezolanas Nacional que repartimos entre todos los viajeros de la zona, basicamente colombianos.
Nadie se molesto en reprendernos por nuestro desesperado acto criminal. El personal de cabina estaba demasiado ocupado atendiendo a los pasajeros de primera.