Putas, extranjeros, cubanos y otras gentes de mal vivir
Al europeo, incluso a los latinos, no deja de sorprendernos el modo en que se desarrollan las relaciones y el cortejo entre hombres y mujeres -o entre personas del mismo sexo- en Cuba en particular y en Latinoamérica en general. En esta zona del planeta y como antítesis al modelo islámico, las relaciones sexuales son más sencillas y frecuentes que en el resto del mundo. Se diría que aquí, los perjuicios culturales y religiosos tienen muy poco peso. Así pues, aquí el sexo se practica mucho, bien y sin complejos, ya sea por puro placer o por negocio. Y he ahí el problema: en un país como Cuba, donde la prostitución está prohibida, perseguida y duramente castigada -cosas del conflicto con EEUU-, los patrulleros de la Policía Nacional Revolucionaria, siguiendo los dictados del gobierno revolucionario, no se andan con chiquitas a la hora de diferenciar entre prostitución y sexo libre. Es sencillo: si la muchacha o el muchacho es un cubano que se relaciona con un extranjero -tipo con dinero por definición- se trata de prostitución. Y si la relación es entre cubanos -tipos sin dinero por definición-, entonces no hay problema ninguno.
Semejante simplificación del problema conlleva en la práctica una represión absurda e incomprensible contra todo aquel cubano o cubana que se relacione de uno u otro modo con los extranjeros. El gobierno promueve la separación entre cubanos y turistas por todos los medios. La policía, no sólo hostiga a toda mujer cubana que se acerque a un turista o que tenga la mala suerte -o la voluntad- de transitar por una zona turística como Playas del Este, Habana Vieja o Vedado, centros del jineteo habanero, sino que además, en estos puntos calientes, la policía arremeterá sistemáticamente con cualquier cubano que se acerque a un yuma. Los cubanos lo saben y tienen miedo. Aquí se cae preso con mucha facilidad. En la práctica, en una zona complicada, a un extranjero se le impide ir a comprar fruta al mercado agropecuario acompañado de un amigo cubano, ¡aunque este sea un respetable jubilado!
Mientras, los cubanos, sentados en cualquier rincón, piropean y llaman insistentemente a toda muchacha apetecible que pasa ante ellos. Ellas, en la mayoría de los casos, en contra de lo que ocurre en Europa, se acercarán al cubano al ser requeridas y q Quizás acepten sus proposiciones de compartir un rato, y en muchos casos, con promesa de dinero o regalos. Pero claro, ¡eso no es prostitución! ¿O sí?
Escrito en Guanabo el 18/8/06
Semejante simplificación del problema conlleva en la práctica una represión absurda e incomprensible contra todo aquel cubano o cubana que se relacione de uno u otro modo con los extranjeros. El gobierno promueve la separación entre cubanos y turistas por todos los medios. La policía, no sólo hostiga a toda mujer cubana que se acerque a un turista o que tenga la mala suerte -o la voluntad- de transitar por una zona turística como Playas del Este, Habana Vieja o Vedado, centros del jineteo habanero, sino que además, en estos puntos calientes, la policía arremeterá sistemáticamente con cualquier cubano que se acerque a un yuma. Los cubanos lo saben y tienen miedo. Aquí se cae preso con mucha facilidad. En la práctica, en una zona complicada, a un extranjero se le impide ir a comprar fruta al mercado agropecuario acompañado de un amigo cubano, ¡aunque este sea un respetable jubilado!
Mientras, los cubanos, sentados en cualquier rincón, piropean y llaman insistentemente a toda muchacha apetecible que pasa ante ellos. Ellas, en la mayoría de los casos, en contra de lo que ocurre en Europa, se acercarán al cubano al ser requeridas y q Quizás acepten sus proposiciones de compartir un rato, y en muchos casos, con promesa de dinero o regalos. Pero claro, ¡eso no es prostitución! ¿O sí?
Escrito en Guanabo el 18/8/06