Se resolvió el misterio. Hoy se vuela a Nueva Gerona!
Andaba yo por la terminal internacional del aeropuerto de La Habana, tratando de matar el tiempo. Pasé frente a la oficina de Cubana de Aviación de esta terminal. Y si... Disculpe señor, sería tan amable de comprobar si hay plazas en el vuelo de hoy de las 21.25 para Nueva Gerona. Un momento... si, hay plazas... ¿Cuantas personas van a volar? Sólo una. ¿Tarjeta o efectivo? Treinta y dos pesos, señor. Aquí tiene su billete. Gracias.
¿Capta la jugada, querido lector? ¿Acaso no comprende como es posible que en la oficina de la terminal nacional no quedaran plazas para este mismo vuelo, y sin embargo en la otra terminal sí había? Muy sencillo. El operario de la primera terminal me mintió. Sí que había plazas, desde luego. Pero él me hizo creer que tenía que quedar en lista de espera. Y a partir de ese momento, estaba en sus manos. El funcionario, a las ocho de la tarde, momento en que mi angustia por saber si iba a volar o no, estaría en su momento álgido, vendría y me diría. Señor, no ha sido fácil, pero le conseguí la plaza. Dejé fuera a otro viajero para conseguirle su vuelo. Y yo, agradecido, le hubiese dado una suculenta propina, que de ninguna manera merecía. Ingenioso, ¿no?
Me quedará la duda de si efectivamente tenía derecho a la devolución del importe del vuelo de ayer. Pero tan contento ando con mi billete para hoy, que dejaré correr el tema... hasta que escriba el pertinente escrito de reclamación a la central de Cubana de Aviación.
Si no hay avería del avión, o problemas meteorológicos -ahora mismo hay una gran tormenta sobre La Habana-, vuelo a Gerona en unas horas.
¿Capta la jugada, querido lector? ¿Acaso no comprende como es posible que en la oficina de la terminal nacional no quedaran plazas para este mismo vuelo, y sin embargo en la otra terminal sí había? Muy sencillo. El operario de la primera terminal me mintió. Sí que había plazas, desde luego. Pero él me hizo creer que tenía que quedar en lista de espera. Y a partir de ese momento, estaba en sus manos. El funcionario, a las ocho de la tarde, momento en que mi angustia por saber si iba a volar o no, estaría en su momento álgido, vendría y me diría. Señor, no ha sido fácil, pero le conseguí la plaza. Dejé fuera a otro viajero para conseguirle su vuelo. Y yo, agradecido, le hubiese dado una suculenta propina, que de ninguna manera merecía. Ingenioso, ¿no?
Me quedará la duda de si efectivamente tenía derecho a la devolución del importe del vuelo de ayer. Pero tan contento ando con mi billete para hoy, que dejaré correr el tema... hasta que escriba el pertinente escrito de reclamación a la central de Cubana de Aviación.
Si no hay avería del avión, o problemas meteorológicos -ahora mismo hay una gran tormenta sobre La Habana-, vuelo a Gerona en unas horas.