03 enero 2010

Historias bayamesas.

BAYAMO. CUBA EN ESTADO PURO.

Escribo estas líneas a punto de dirigirme ya a la terminal de autobuses para dejar Bayamo, tras dos días intensos. En esta ciudad tranquila del oriente cubano, fuera de los circuitos turísticos habituales, me encontré de lo más cómodo. Ha sido un placer descubrir la arbolada Plaza de la Revolución y la curiosísima calle General García, empedrada y plagada de esculturas modernas, casi en solitario en la mañana del primero de enero, día de resaca nacional en Cuba. Y en medio mundo, dicho sea de paso. El sosegado ritmo de las calles y gentes bayamesas se agradece y contrasta, y de qué manera, con el ritmo acelerado de La Habana o Santiago, o de la afluencia masiva de turistas de otras ciudades. Aquí todo es más lento, pausado y económico. Se paga en casi todos los lugares con moneda nacional y por menos de 2 euros, uno puede tomar una abundante comida, bien servida y con cerveza local en un restaurante de la plaza. El ritmo sosegado de la ciudad se ve plácidamente alterado cada sábado noche con la celebración en el centro de la Fiesta de la Cubanía. Las familias de Bayamo se lanzan a la calle para disfrutar de una ración de puerco asado, de una curiosa bebida local a base de ostiones (que no pude probar por que mi estómago anda quejándose estos días), por supuesto música grabada y en directo, además de partidas de dominó y ajedrez nocturnas en la calle! 100% Cuba, definitivamente.

LA NOCHE BAYAMESA.

Los bicitaxis se encuentran en Bayamo día y noche en la calle. Tras acercarme a un grupo de ellos, conversar un poco, invitarlos a compartir una cerveza y confirmar la impresión de que son gente sana, le pido a Andrés, el más joven de ellos que me sirva de guía y nos vayamos de rumba. Por supuesto acepta inmediatamente. Mientras disfrutamos de la cerveza, me intereso por si en Bayamo se celebra algún concierto para celebrar el aniversario de la Revolución, y no saben decirme. En eso una viandante que nos escucha, dice que, oh sorpresa... actúa en la calle CÁNDIDO FABRÉ. Mi suerte es inmensa. Este sonero oriental es uno de los compositores más inteligentes de Cuba y su voz, desgarrada por un problema en las cuerdas vocales que no pudo acabar con su carrera, la más personal de la salsa cubana. Allá que nos vamos. Armados con botella de ron y refresco, nos vamos a la inmensa plaza de la República a disfrutar del concierto como uno más. Increíble experiencia.

De ahí a LA ÚNICA discoteca de Bayamo, la del Hotel Sierra Maestra donde con apenas un aforo de 180 personas, no conseguimos entrar pese a mis intentos de sobornar al gerente, un tipo que no quiso saber nada del asunto. Raro, raro. Y de ahí, sin saber como, en lugar de ser dos, acabamos siendo cinco y acabamos la noche con más ron en una terraza-bar 24 horas, a la que van llegando más y más personas y se forma un sarao de proporciones bíblicas hasta el amanecer... Los excesos los iba a pagar muy caros por la mañana... igual el mundo se acaba hoy y me pilla sereno. Que viva la Revolución.

MI PRÓXIMO POST, desde Las Tunas. O no, nunca se sabe.

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