De Pereira a Bogotá (II)
El viaje por carretera entre el Eje Cafetero y la capital, no decepciona. En línea recta hay poco más de 150 kilómetros entre ambas ciudades. En la práctica, hay cerca de 350 que se recorren por carretera en 8 largas horas. Esto se debe a que para llegar de una ciudad a otra uno debe atravesar dos zonas montañosas importantes, la Cordillera Central a través del Paso de la Línea y ascender parte de la cordillera Oriental hasta alcanzar la meseta donde se sitúa Bogotá a una altitud de unos 2600 metros sobre el nivel del mar.
Pero vayamos por partes, mi querido lector. Trataré de contarle las impresiones que se perciben en este viaje, que dividiré en tres etapas claramente diferenciadas.
PEREIRA-LA LINEA
Esta es la parte más interesante de este recorrido, pues en los primeros kilómetros, después del punto en que se supera la población de Armenia, la carretera discurre tortuosa entre verdes valles y escarpados picos montañosos. El aire se torna fresco y a partir de cierta altura la niebla invade la carretera. A lado y lado de la vía, extensiones de jungla aparentemente impenetrable se combinan con pequeñas parcelas de cultivo labradas en plena ladera montañosa. Aquí y allá humildes casas ofrecen al viajero el tradicional aguapanela con queso, una bebida caliente típica de las zonas montañosas y frescas. Durante todo el recorrido montañoso, van apareciendo militares y policías fuertemente armados protegiendo la carretera. Incluso diviso algunos vehículos blindados. Además, motoristas de la policía de carreteras con un agente manejando y otro atrás con un fusil de asalto, patrullan arriba y abajo. Tal y como recuerdan algunas pancartas situadas estratégicamente, "viaje tranquilo, su ejército está en la vía". Y vaya si lo está. La sensación de seguridad es total durante todo el viaje. Esta es una vía segura en la actualidad, y especialmente en el día de hoy, en plena operación retorno de las vacaciones de los colombianos.
LA LINEA-IBAGUÉ-MELGAR
Culminado al fin el paso de La Línea -3250 metros en su punto máximo-, y con medio pasaje de la van de la compañía Velotax mareado, se inicia el descenso que continua tranquilo, sinuoso, protegido y bien surtido de aguapanela caliente. En total, se necesitan unas tres horas para culminar la primera fase del recorrido y entrar en la provincia de Tolima, ya en el valle central del Río Magdalena. Al llegar a la capital de la provincia, Ibagué, el paisaje y la carretera se transforman. Ahora la carretera es fundamentalmente recta, nada de curvas. El paisaje, pese a seguir siendo verde, es notablemente más seco que el de la zona montañosa que dejamos atrás. El calor es infernal. En pocos minutos hemos pasado de tener temperaturas de menos de 10 grados, a temperaturas superiores a los 35. Este tramo es agotador, ya que a la altura de Melgar, a unos 50 kilómetros de Bogotá, encontramos un importante atasco debido a la operación retorno. Durante unos 45 minutos estamos totalmente detenidos, con un calor axfisiante ya que el vehículo no tiene aire acondicionado. Por todas partes, vehículos con matrícula de Bogotá que hacen sonar en claxon y manejan con movimientos nerviosos. Todos tratan de llegar a la capital.
MELGAR-BOGOTÁ
Superado el atasco, la carretera comienza a ascender muy poco a poco. Va cayendo la tarde, lo que sumado a la altura, hace que de nuevo la temperatura sea agradable. Un poco más allá de Melgar, una agradable sorpresa: debido a la operación retorno la policia de carreteras ha habilitado un tercer carril en dirección a Bogotá, que se suma a los dos que ahora tiene la carretera. El tráfico es denso, pero rápido. Aquí los conductores manejan como endiablados, incluido en chófer de la van de Velotax, que parece hacer carreras con vehículos de otras compañías de transporte. Especialmente enojado parece cuando nos adelanta un autobús de la compañía Bolivariano. Entonces aprieta más y más el acelerador.
Con una hora y media de adelanto sobre el tiempo previsto, llegamos a Bogotá. Cruzar la ciudad hasta la Terminal, punto de llegada y salida de todo el transporte por carretera de la capital, cuesta otra larga media hora. Esta es una ciudad extensa que mañana dedicaré el día a descubir, al menos en parte.
Pero vayamos por partes, mi querido lector. Trataré de contarle las impresiones que se perciben en este viaje, que dividiré en tres etapas claramente diferenciadas.
PEREIRA-LA LINEA
Esta es la parte más interesante de este recorrido, pues en los primeros kilómetros, después del punto en que se supera la población de Armenia, la carretera discurre tortuosa entre verdes valles y escarpados picos montañosos. El aire se torna fresco y a partir de cierta altura la niebla invade la carretera. A lado y lado de la vía, extensiones de jungla aparentemente impenetrable se combinan con pequeñas parcelas de cultivo labradas en plena ladera montañosa. Aquí y allá humildes casas ofrecen al viajero el tradicional aguapanela con queso, una bebida caliente típica de las zonas montañosas y frescas. Durante todo el recorrido montañoso, van apareciendo militares y policías fuertemente armados protegiendo la carretera. Incluso diviso algunos vehículos blindados. Además, motoristas de la policía de carreteras con un agente manejando y otro atrás con un fusil de asalto, patrullan arriba y abajo. Tal y como recuerdan algunas pancartas situadas estratégicamente, "viaje tranquilo, su ejército está en la vía". Y vaya si lo está. La sensación de seguridad es total durante todo el viaje. Esta es una vía segura en la actualidad, y especialmente en el día de hoy, en plena operación retorno de las vacaciones de los colombianos.
LA LINEA-IBAGUÉ-MELGAR
Culminado al fin el paso de La Línea -3250 metros en su punto máximo-, y con medio pasaje de la van de la compañía Velotax mareado, se inicia el descenso que continua tranquilo, sinuoso, protegido y bien surtido de aguapanela caliente. En total, se necesitan unas tres horas para culminar la primera fase del recorrido y entrar en la provincia de Tolima, ya en el valle central del Río Magdalena. Al llegar a la capital de la provincia, Ibagué, el paisaje y la carretera se transforman. Ahora la carretera es fundamentalmente recta, nada de curvas. El paisaje, pese a seguir siendo verde, es notablemente más seco que el de la zona montañosa que dejamos atrás. El calor es infernal. En pocos minutos hemos pasado de tener temperaturas de menos de 10 grados, a temperaturas superiores a los 35. Este tramo es agotador, ya que a la altura de Melgar, a unos 50 kilómetros de Bogotá, encontramos un importante atasco debido a la operación retorno. Durante unos 45 minutos estamos totalmente detenidos, con un calor axfisiante ya que el vehículo no tiene aire acondicionado. Por todas partes, vehículos con matrícula de Bogotá que hacen sonar en claxon y manejan con movimientos nerviosos. Todos tratan de llegar a la capital.
MELGAR-BOGOTÁ
Superado el atasco, la carretera comienza a ascender muy poco a poco. Va cayendo la tarde, lo que sumado a la altura, hace que de nuevo la temperatura sea agradable. Un poco más allá de Melgar, una agradable sorpresa: debido a la operación retorno la policia de carreteras ha habilitado un tercer carril en dirección a Bogotá, que se suma a los dos que ahora tiene la carretera. El tráfico es denso, pero rápido. Aquí los conductores manejan como endiablados, incluido en chófer de la van de Velotax, que parece hacer carreras con vehículos de otras compañías de transporte. Especialmente enojado parece cuando nos adelanta un autobús de la compañía Bolivariano. Entonces aprieta más y más el acelerador.
Con una hora y media de adelanto sobre el tiempo previsto, llegamos a Bogotá. Cruzar la ciudad hasta la Terminal, punto de llegada y salida de todo el transporte por carretera de la capital, cuesta otra larga media hora. Esta es una ciudad extensa que mañana dedicaré el día a descubir, al menos en parte.
Etiquetas: colombia