El ojo que todo lo vió en Venezuela.
Mi Blackberry me acompañó por primera vez en un viaje a Latinoamérica. Este artefacto vió el viaje a través de su cámara de baja resolución, más o menos, de este modo...
Estos barrios de Caracas no inspiran mucha tranquilidad. Mejor no entramos ahí.
Interminables noches de rumba en Caracas. Así de borroso se veía todo al final de la noche.
Viajamos hacia oriente y cruzamos el estado de Anzoátegui, reino del gobernador Tarek. El resto del grupo se fue a Canaima.
Noche de rumba en el Bambuda Bar de Puerto de la Cruz, puerta hacia Mochima e Isla Margarita. Incorregibles.
Cervecita, playita y todo bien en La Piscina, Islas de Arapo, en el Parque Nacional Mochima.
Vuelta a Caracas, reencuentro con los amigos y de nuevo a la carretera rumbo al oeste. El carrito del panita Julio no lo aguantó.
¿Son peces? ¿Son escualos? No... son mamíferos rumberos en plena acción en el Parque Nacional Morrocoy.
Estos barrios de Caracas no inspiran mucha tranquilidad. Mejor no entramos ahí.
Interminables noches de rumba en Caracas. Así de borroso se veía todo al final de la noche.
Viajamos hacia oriente y cruzamos el estado de Anzoátegui, reino del gobernador Tarek. El resto del grupo se fue a Canaima.
Noche de rumba en el Bambuda Bar de Puerto de la Cruz, puerta hacia Mochima e Isla Margarita. Incorregibles.
Cervecita, playita y todo bien en La Piscina, Islas de Arapo, en el Parque Nacional Mochima.
Vuelta a Caracas, reencuentro con los amigos y de nuevo a la carretera rumbo al oeste. El carrito del panita Julio no lo aguantó.
¿Son peces? ¿Son escualos? No... son mamíferos rumberos en plena acción en el Parque Nacional Morrocoy.
Etiquetas: Venezuela