28 julio 2006

De Castellón a... La Habana

A las 5 y media de la madrugada suena mi despertador. El primer gran reto de mi viaje a Cuba consiste en conseguir un taxi que me lleve hasta la estación de Castellón desde mi domicilio en la misma ciudad. Una hazaña complicada, mi querido lector. Por mi experiencia puedo garantizar que es mucho más complicado conseguir un taxi en Castellón -capital de provincia española-, que en Tánger, Santiago de Cali o Santiago de Cuba, y seguramente también es más complicado que en Mombasa, Caracas o Beijing.

Contra todo pronóstico, el taxi llega en pocos minutos y me permite superar mi primera etapa del viaje. Llego a la estación de trenes de Castellón, donde el Alaris de las 6.55 me llevará hasta la estación de Atocha en Madrid. Desde allí, atravieso la ciudad en metro sin mayores incidentes, hasta llegar al aeropuerto de Barajas. De la terminal 1 a la 3, donde resuelvo sin problemas el trámite de conseguir un visado para Cuba en la oficina de un mayorista, sistema este que ahorra los engorrosos trámites con la embajada Cubana y reduce costes. El vuelo de Air Europa a La Habana, parte casi puntual, cerca ya de las cuatro de la tarde. Tras un vuelo tranquilo de unas nueve horas, aterrizo a las 19.05 -hora local- en la terminal internacional del aeropuerto José Martí de La Habana. Hasta ahora todo va sobre ruedas.

Mi siguiente y definitivo enlace, será en la terminal nacional del propio aeropuerto de La Habana, donde subiré a un vuelo regional de Cubana de Aviación, para llegar hasta Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud, mi destino final. Tengo que agradecer la amabilidad de mi amiga Yisel de la empresa Eurocuba de Valencia, que se desvivió para conseguirme un pasaje en este vuelo. Un vuelo, mi querido lector, al que no conseguí subir. El engorroso e innecesario trámite del paso por inmigración en el aeropuerto de La Habana, se hace eterno. Pese a negociar con los funcionaros de interior y con parte de los pasajeros de la fila alegando que iba a perder mi vuelo, el trámite se demora más de hora y media. Cuando al fin llego en taxi a la terminal nacional, mi vuelo ha sido cerrado y mi plaza se ha asignado a una persona en lista de esfera. Tras negociar en la oficina de Cubana de Aviación mi inclusión en el vuelo de las 16.30 horas del sábado para la isla, y confirmarme la empleada que tendré trato preferencial y por tanto plaza en el vuelo, me dispongo a organizar mi no prevista noche en La Habana.