18 agosto 2008

Las largas noches de Caracas y su influencia negativa en el contenido de este blog.

Se cumplieron ya mis primeras 48 horas en Caracas, la mayoría de las cuales las pasé despierto. Pese a las dos largas noches en las terrazas, locales y discotecas del barrio de Altamira -muy de moda en la actualidad-, tuve tiempo para visitar el centro histórico de la ciudad, puntos imprescindibles como la casa natal de Simón Bolivar, conocer algunas de las más representativas zonas de Caracas -¡gracias, Julio!-, además de visitar el cercano pueblo de El Hatillo, donde los caraqueños se lanzan en el fin de semana buscando un poco de paz y relax, huyendo del caos de esta ruidosa y vibrante ciudad.

Eso sí... no encontré tiempo para actualizar este blog. Así que guardo mis recuerdos y fotografías para publicarlos próximamente en mi web de viajes, junto con esta crónica revisada y ampliada. Paciencia. :) Eso sí, prometo escribir más en los próximos días. Mis tres compañeros de viaje, se fueron esta misma tarde en una excursión organizada hacia Ciudad Bolivar, puerta de la región selvática de Canaima y del conocido Salto del Ángel. Mi alergia a los touroperadores surgió, y decidí no acompañarles, pese a que soy consciente que esa es la única forma de viajar a la zona.

De momento, me quedaré un día más en Caracas. Un poco de descanso y vida diurna no me vendrá mal. Y después... veremos que sale.

En la noche de Caracas es fácil conocer gente y pasarlo bien. Bailar, o al menos intentarlo, es imprescindible. (Bar Greenwich, Altamira Sur)

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